martes, 5 de mayo de 2009

¡Feliz Cinco de Mayo!

Siempre habré de recordar el 5 de mayo. Y no sé si fue porque ese día asesinaron a Guillermo Gaviria (gobernador de Antioquia) junto a Gilberto Echeverri o porque, en aquel caluroso día del año 2003 el hombre de mi vida, lo mejor que me ha pasado, me dijo "usted me gusta". Era algo que ni veía venir, ni me lo esperaba. A pesar de que muchas veces dormimos juntos (y solamente dormimos) y pasamos noches enteras hablando hasta el amanecer, inclusive de insinuaciones, nunca esperé ni he esperado ese tipo de declaraciones... ah claro, también La Batalla de Puebla se celebra en este día, más en Estados Unidos que en México según he visto, pues los gringos aprovechan la fecha para tomar tequila como locos mientras que a los mexicanos como que les da igual. El caso es que mi historia, o lo que sea que salga mientras hundo las teclas, apunta solamente a la conmemoración de lo que Juan Pablo me hizo sentir, porque para mí, las dos otras cosas son circunstanciales, y si las recuerdo es o bien porque año tras año las fotos de los finados me lo recuerdan, o el Facebook o MySpace o cualquier gringada me sale con un "Happy Cinco de Mayo", el cual sólo fue happy hace seis años para mí, quizá de lo más happy que me ha pasado en la vida, pues -me atrevo a asegurarlo, una mujer nunca es tan feliz como cuando ama y siente que es correspondida, más cuando el amor se siente en silencio y ese otro de repente se aparece con el inesperado "usted me gusta" acompañado de un beso y una caricia en el pelo... al menos sí creo que es así para una mujer como yo.
No quisiera que estas líneas se desbordaran en el profundo despecho que ahora siento, ni tampoco en una melosería ridícula, pero hasta el momento, la frialdad con la que estoy tratando el asunto tampoco me resulta cómoda. Yo podría despacharla citando aquel bolero que convirtieron en estupenda ranchera los productores de La Hija del Mariachi: es la historia de un amor como no hay otra igual, que me hizo comprender todo el bien y todo el mal, que le dio luz a mi vida apagándola después, ¡ay qué vida tan oscura! sin tu amor no viviré. Ya no estás más a mi lado corazón, en el alma sólo tengo soledad, y si ya no puedo verte, ¿por qué Dios me hizo quererte?, para hacerme sufrir más. O aquella otra interpretada por Chavela Vargas que he oído desde las 2 de la mañana: hace un año que yo tuve una ilusión, hace un año que hoy se cumple en este día, hoy recuerdo que en tus brazos me dormía y yo inocente muy confiada te entregué mi corazón... sumándole La Primavera de mis 20 años, relicario de mi juventud, un cariño feliz yo soñaba y estoy sola con mi esclavitud... quisiera amarte menos, porque esto ya no es vida, ¡y seguir con otra y otra y otra más! A uno hasta Las Mañanitas le parece que le salen cuando está despechado, o al menos así me pasa a mí que me mantengo oyendo música de ese género.
Lo cierto es que si a mí Juan Pablo ese día no me sale con ese cuentecito, hoy no estuviera tomando ciclosporina para mantener un hígado transplantado, ni... no sé siquiera qué tragedias más hubiera evitado.
No, no. Él nunca fue malo conmigo, ni infiel, ni nada de esas cosas que suelen exasperar a las mujeres o que por lo general se les reprocha a los hombres. Fue hermoso, de hecho, y no tengo nada qué reclamarle más que, tal vez, una última conversación. A mí es a quien reprocho, a mí y a nadie más. De todos modos, si algunos entregan el corazón, yo puedo decir que literalmente di un hígado... por lo general piensan, más bien siempre piensan que fue de tanto tomar, cuando, a decir verdad, fue porque ya no soportaba un minuto más sin él, y entonces cogí unos frascos de acetaminofén, conocidos en Colombia como Dolex y en otros países como Taylenol, los combiné con benzodiazepinas, heroína, cocaína, vodka y me encerré a morirme durante tres días. Pasó que el efecto del clonazepam y sus hermanitos perdieron el efecto y un dolor abdominal insoportable me despertó. Cuando llegué al hospital, ya era demasiado tarde para que me metieran la sonda de carbón por las narices o me hicieran esos lavados gastrointestinales tan fastidiosos; lo único que quedaba por hacer era transplantarme el hígado, con tan mala suerte que consiguieron donante en tiempo récord... siempre me callé el porqué lo hice, pero aprovechemos que hoy es un día especial para externarlo, porque prefiero que la gente diga que por amor llegué a medidas extremas e inclusive que me tachen de loca, a que sigan especulando sobre ese incidente o accidente, como prefieran llamarlo. Que se sepa que fue por desesperación, porque de verdad no quería vivir, porque el tiempo, en mi caso, ni curó ni ha curado nada: yo sigo queriéndolo como desde entonces, aunque ya no lo llore y aunque ya no duela (tanto). Y que se sepa, sobre todo, que fue premeditado y fríamente calculado, sacado de un libro de toxicología que tenía mi mamá, de cuando estudiaba el dopaje en medicina deportiva; por ese libro supe, con una calculadora, cuál era la dosis letal, y yo escogí el día, el lugar y la hora para cometer ese suicidio fallido que no fue un 5 de mayo, porque, a decir verdad, era febrero y no podía esperar tanto. Sólo recuerdo que saber que no me quería era tan insoportable, que ya nunca volvería a abrazarlo, a verlo, a tocarlo, a oírlo que ¡Dios! ¿para qué servía la vida entonces? Y eso que ya llevaba tres años sin él, con su indiferencia y su apatía; la verdad es que no sé cómo soporté esa agonía durante tanto tiempo y cómo he seguido sobrellevándola durante seis años.
Lo busco cuando voy a fútbol (que por eso empecé a ir a fútbol), ya más por acto mecánico que con la intención de encontrarlo. Y me extraña que siendo Medellín una ciudad tan, pero tan chiquita y reducida, jamás, en estos seis años, me lo haya topado siquiera. No sé qué quiera mostrarme la vida y ya tampoco sé qué más hacer para olvidarlo.

4 comentarios:

  1. Es de esas veces que la ingenuidad hace presa a una de las cosas que jamàs se podràn olvidar y como dices hay cosas circunstanciales pero cuando una fecha tan importante marca a una es màs que lo que la historia de nuestro entorno pueda tener, importa la historia que nosotras queremos mantener.

    El 5 de mayo solo lo recuerdo en mi caso como el dìa en que no tenìa clases cuando iba a la escuela ahhh.

    Y no se por què pero tambièn me ubique en situaciones algo parecidas a lo que tu describes con tu experiencia propia, mmm, tal vez es un patron al que muchas mujeres estamos expuestas a vivir y a seguir.

    Saludos y como siempre, agradezco tus lìneas compartidas.

    ResponderEliminar
  2. Me encanta leerte... y te entiendo perfectamanete porque alguna vez pase por algo similar.. solo que yo no tuve el valor... eres una personita increíble.. te quiero y te admiro.
    Alex♥

    ResponderEliminar
  3. Teffita de mi cOrazoOn!!!
    q fuerte lo q acabo de leer mija, no tenia idea q la historia por la q pasaste, es muy feo vivir con la ilusion y la esperanza de q ese chico q tanto qieres y tanto te gusta, te vuelva a dirigir unas palabras, te voltee a ver, te sonria o cualqier otra cosa q te haga sentir bn y te levante el animo de ese dia!!
    io tmb eh pasado por aios de desilucion amorosa por un chavo q aora comprendo y digo q no vale la pena.....
    Dios no los puso en el camino por algo, solo espero q tu te puedas acercar a Dios a tiempo para poder saber el porq??....
    mija no te lastimes!! y menos por un hombre q no sbe valorarte (weno en si no se qmo este bn el asunto vdd)

    pero aunq tengo poco tiempod e conocerte we, me caes a tod madre y siempre podras contar conmigo para lo q sea oqei mi reina!!
    cuidate besitos....

    sOii Gladys

    ResponderEliminar
  4. mis 5 de mayo jamas seran felices, fue el dia que fallecio mi abuelito en mis brazos... creo toda mi vida me deprimiran.. 5 d mayo

    Dali

    ResponderEliminar