miércoles, 29 de julio de 2009

Carta de amor

"Es una carta de amor que se lleva el viento pintado en mi voz, a ninguna parte, a ningún buzón..." Joan Manuel Serrat.


Amor:

Me escribiste por última vez el 19 de julio. El texto fue brevísimo, algo que sin contexto no representaría mayor cosa para quien lo lea. Yo, sin embargo, lo leo diario y detenidamente, a ver si dentro de esas letras puedo acaso encontrar algún indicio de que esto que siento es correspondido por ti.

Tú, por supuesto, no sabes que te amo, y tal vez yo no estoy muy segura de ello. A pesar de esta inseguridad, sí puedo decir que pienso en ti sistemáticamente, aunque te mentiría si te digo que lo hago a cada instante. Aún así, y aquí debería ir tu nombre para que el vocativo haga el efecto que requiero, siento que cuando me envías un mensajito me entusiasmo y siento que algo en el estómago empieza a subirme hasta la garganta, dibujándome una sonrisa que abarca el rostro entero. Y a ti te respondo solemne, diciendo sólo lo que hay que decir, pero aquí, dentro de mí, afloran las más bellas letras, sino es que, más bien, los más bellos pensamientos. Por supuesto que soy cursi, lo sé. Estoy oyendo a Mozart y me siento enamorada, ¿qué esperas? Los violines que interpretan al niño prodigio despiertan en mí una clase de inocencia que, junto lo que me haces sentir, se compara con la felicidad, y entonces no me importa cuán lejos estemos el uno del otro, ni cuánto tiempo habré de esperar para volver a verte, pero el sólo hecho de conjugar la música con lo que me provocas, hace que quiera esperarte mil años sin estar o pensar en alguien distinto a ti.

Quise decirte que por supuesto que miro tus fotos detalladamente, minuciosamente, al menos hasta el punto en que es posible por medio de la resolución que admite el Facebook. Que como ahora no tengo manera de viajar hasta ese país ni atravesar el Atlántico, sí he estado esforzándome para que cuando vengas me encuentres más linda que nunca y entonces seas tú quien decida, si tengo suerte, llevar a cabo una relación conmigo porque, ya me lo han advertido, si yo me adelanto no es bueno y puedo salir perdiendo, aunque si por mí fuera, ya te habría dicho todo lo que escribo cuando no te escribo, aunque al final seas tú ese destinatario anónimo que nunca recibirá las palabras que realmente te pertenecen.

Creo que aún nos es difícil a nosotras ser mujeres a pesar del siglo en que vivimos. No está bien visto que yo te diga lo que siento, aunque me queme por dentro, aunque no desee otra cosa que estar contigo. Si lo hago, cometería la estupidez de perder tu amistad, porque es que, además, yo no estoy muy segura de tus sentimientos, los cuales se pueden ver afectados hacia mí si de algún modo te insinúo todo lo que aquí estoy plasmando. Y lo plasmo para el mundo o para el reducido círculo de lectores que tiene este blog porque, creo, puedo al menos desahogarme y sacar del alma este ¿amor? tranquilo que me haces sentir.

No quería acostarme sin decírtelo.

Besito.

Testbook

El Facebook se ha convertido en un verdadero basurero. O no. No es eso. Es que la gente ya no tiene ningún problema en mostrar en qué se gasta el tiempo, y es verdaderamente perturbador ver cómo quieren que uno también lo pierda.
Primero aparecieron unos tests que le decían al usuario el color de su aura, nada serios, pero al menos develaban algo que a simple vista no se puede notar, si es que de hecho tenemos aura. Luego empezó la pesadilla; se dedicaron, consuetudinariamente, a realizar quizes del tipo de: ¿de qué color tienes tu pelo? ¡Del que te lo teñiste la última vez! ¿qué día es tu cumpleaños? ¡el día que naciste! Y después, sin darme cuenta a qué hora se volvieron obsoletos los restaurantes chinos, aparecieron de la nada las famosas galletas de la fortuna, que, aunque tienen harto a todo el mundo, todo el mundo las abre y las comenta, aunque no se puedan comer. Cincuenta y tres amigos de 339 tenían esa aplicación y el Facebook me animaba para que yo la agregara y publicara sus vaticinios.
Eso a mí no me preocupa. Digo, sí, porque de hecho aquí estoy escribiendo al respecto. Todos tenemos maneras absurdas para gastarnos el tiempo y como a mí no me interesa que se enteren todos mis contactos de ello, prefiero no publicarlo, pero cuando los demás las publican, de verdad se nota que uno no está solo, que hay peores cosas, que la vida propia no es tan miserable ni la inseguridad existencial es tanta cuando hay quienes, por medio de esa red social, creen que encontrarán respuestas en tréboles, oráculos, descifradores de mentes... o digamos, más bien, en aplicaciones que llevan esos nombres. Había una en particular que no sé si la realizaban por broma o porque el aburrimiento de no encontrar nada en la red es desesperante o si realmente les interesaba saber qué tenían en común con La Tigresa del Oriente; y no, no es de preocuparse, pero digo yo, ¿acaso es de reírse? ¿eso es lo que pretenden? ¿o qué buscan al publicar lo que les dice una galleta de la mala fortuna (que también las hay)?
He bloqueado, sin exagerar, cientos de tests y aplicaciones de este tipo paa evitar verlas cuando me conecto a mi Facebook, pero es que son tantas, tan estúpidas, tan vastas, que día a día, en cuestión de horas, aparecen más y más. Todavía una hizo uno de ¿qué canción de Ricardo Arjona te identifica? Le dieron la respuesta y pone debajo: pues la voy a descargar porque no la conozco. Claro, y con ortografía atroz porque si la escriben bien es, para ellos, como si estuvieran cometiendo los peores errores señalados por la Real Academia. Y yo que no sé qué me choca más, si el señor Arjona, o la cantidad ridícula de tests supremamente bobos que abundan en el Facebook... creo que la respuesta a este grandísimo dilema me la podría dar un test de esos, ¿no? Aunque, como yo sí me conozco, puedo decir con toda seguridad que Ricardo Arjona es la peor cosa parida sobre la Tierra y que prefiero miles de respuestas idiotas a una sola estrofa de una canción de él. Total, ese cuestionario de ¿con qué canción de Arjona te identificas? fue el epítome de las cosas abominables que se ven diariamente allí.
Sé que muchos quieren que les escriba sobre mi viaje a Europa, pero disculpen, esto me tenía más apurada.