En verdad lo es. Una Estefanía sin escribir, sin que la lean, es una Estefanía mutilada por sí misma, una Estefanía escondiendo su esencia, evitando ser parte de la sustancia, consumiendo su esencia, mancillando la existencia.
Realmente no sé cómo funcione esto de los blogs personales, quizá íntimos. No sé si deba promocionarlo o simplemente dejar que las cosas fluyan y que quien quiera detenerse a leerme así lo haga; sé que escribo bien, quizá mejor de lo que puede esperarse de alguien que no tiene técnicas y que cuya razón de hacerlo va más allá del encuentro de una estética literaria impecable, borgiana... además no tengo un género, simplemente me desparramo, me vierto en letras. Ya sabrá qué hacer aquel que se tope con mis espinas; por mi parte seguiré creándolas, pues está comprobado que más de uno se punza el alma o su egolatría cuando se atreve a explorarlas
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