martes, 2 de diciembre de 2008

Qué patético

Una basura llamada metroflog arruinó este blog, absorbió mis letras, se las llevó hacia allá. Y es que si bien sé que en este lugar también me ven, también me leen e igual me miran, por algún motivo me siento más responsable de lo que digo y a las personas que me dirijo.
Uno de mis miedos, al escribir, es ser leída por alguien de mi familia, ¡no soporto el pensarlo! Yo, vertida o plasmada en tinta y en letras, en caracteres que les darán pistas para saber de mis temores y anhelos, de mis fantasías, de mis amigos y de mis traiciones, de lo que pienso y no quieren saber en voz alta pero... a mí ya no me castigan; la persona que más feo me castiga se llama Estefanía y se apellida Uribe, por lo general está consciente y estoy segura de que yo y nada más yo soy capaz de hacerme lo que me hago si de flagelar o hacer sentir mal a alguien se trata. A mí lo que más me da miedo es ser descubierta, aunque no lleve una doble vida, aunque sea la misma que va a la Universidad y regresa, esa que se viste de rojo en la mañana y regresa con la misma camisa en la noche porque, si acaso algo cambia, es su modo de tratar a la gente, cosa que no es distinta aquí -en la red, en este blog donde me siento desnuda en medio de la Quinta Avenida en Manhattan, tan notoria y tan desapercibida.
Mi familia viéndome a mí desnuda, ni más ni menos. Porque si algún aspecto es íntimo en mí, acaso, es lo que escribo. Ye en el Metroflog no siento ningún miedo porque sé que hay mucha gente, precisamente por eso, pero nadie está para leer lo que yo no quiero que sea leído, distinto también al Facebook, donde casi todos mis contactos son antiguos compañeros del colegio, de la escuela de derecho y la de comunicación, gente que tampoco me gusta que me lea porque... porque quizá se espinen, se chucen, terminen heridos sin mi intención o con toda ella.
¿Y aquí, aquí quién me lee? Por eso no pongo tanta entrada, porque no tengo la certeza ni la comodidad de estar escondida en un rincón que desconocen mis allegados (físicamente hablando), por lo mismo que los foros de Gloria Trevi se llevaron años de mis letras. Me alegra que ella no les guste, porque, si así fuera, de hecho, no estaría escribiendo ni aquí, ni pendiente de un reloj para que den las 12 de la noche y subir una foto cualquiera con un pie de página más extenso que ningún otro, ni tendría 300 conctactos en mi messenger, ni le robaría horas al día para estar poniendo palabritas, solas, en un foro de juegos y encuestas, cuando aquí tengo un espacio ilimitado para ponerlas todas, pero repito que es tan grande mi miedo que prefiero ser monotemática a ser quien soy frente a quienes no quiero. Yo no me ocupo de la vida de mi papá en su trabajo, ni de la de mis hermanos en la Universidad y el colegio, ni tampoco de la que llevan en la red, así que espero que todos, incluida mi madre, tíos y primos, sepan alejarse cuando es preciso y acercarse en el momento oportuno.

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