sábado, 25 de diciembre de 2010

Electrochoques II

Ya me hicieron la primera sesión de la terapia electroconvulsiva. Dolores en la espina dorsal y en los músculos son la única novedad, aunque debo esperar, porque es la primera de doce sesiones, pero es que no puedo beber, pasé el 24 sin hacerlo.
Por cierto, no he olvidado nada. Las constantes ganas de morirme no han desaparecido, como tampoco las ideas obsesivas, ni los pensamientos que llaman algunos tanáticos. Por eso, me tocó meterme a la cocina y bogarme unas cuantas cervezas como si se tratara de agua, para soportar la realidad latente: que no tengo amigos, que estoy sola, y que ni siquiera una intervención de esas llegó a importarles como para que me dieran una llamadita. Claro, hubo gente que se preocupó por Twitter, pero yo por ahí no conozco a casi nadie personalmente, y no pasaron de los 140 caracteres... tranquilos, tampoco esperaba cartas, solo la de alguien que a duras penas se inmutó.
Cuando me trasplantaron, en cambio, todo Medellín asistió a verme al hospital San Vicente de Paúl. No era para menos. Se trataba de un trasplante hepático por intoxicación con acetaminofén y era toda una atracción de circo. Duré un mes en el hospital, además de haber estado en coma. Esta vez solamente fueron unas cuantas convulsiones que no duraron ni veinte minutos, nada de qué asombrarse, y menos viniendo de parte de una loca como yo. A la media hora ya estaba en la casa durmiendo la anestesia, como si nada. Después, un leve dolor de cabeza. Luego comí, pero no me dejaron beber.
Lo que quiero decir es que el cambio no fue sustancial. Aún tengo ganas, y muchas, de desaparecer, de morir, de no estar, de no existir. Quisiera tener la capacidad de enterrarme un cuchillo o de tirarme por el balcón, de encontrar un veneno bien potente, de salir corriendo y que me coma la noche fría y lluviosa.
A decir verdad, lo único que olvidé por un instante fue la fecha. En mi memoria aún están intactos los desplantes, las colgadas de teléfono, las negativas, las humillaciones, la fatalidad de haber vivido esta vida.
Los recuerdos más bellos están ahí para atormentarme y decirme que esos días no volverán.

11 comentarios:

  1. Cheverísimo como escribes. Quíta la barra de navegación para que no te lo bloqueen. Esa que tiene:

    Seguir Compartir Informar sobre mal uso Siguiente blog» carlos.upegui@gmail.com Escritorio Salir. escríbeme y te digo cómo....

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  2. Cheverísimo como escribes. quita la barra de navegación de tu blog para que no te lo bloqueen. te invito a ver el mio: http://amorentregua.blogspot.com

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  3. Tefa... lo que necesités me avisás, así sea pa un tinto o algo así!
    Abrazito :)

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  4. Huy. No sabía que todavía se usaban los Electrochoques para combatir la depresión. Que depresión. La ciencia se quedó estancada en métodos del siglo XIX para combatir sufrimientos de XXI Es que los seres humanos del XX o del XV o del que sea, tenemos que enfrentarnos a la misma realidad: Estamos atrapados en el lenguaje. Atravesados por eso que Lacan llama una endidura, que no se cura con ningún electronada.

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  5. Tefita, sabes que tenemos una conexión especial muy extraña. No lo parece por novedoso pero yo sí creo que la amistad es real aunque sea en línea. Te quiero.

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  6. Pues mujer, yo la llamaria pero no tengo su numero de telefono y soy un desconocido muy poco fashion. Si quiere le doy mi correo y por ahi hablamos. Igualmente espero que le sirvan de algo los electrochoques. Buena suerte.

    Ricardo

    eriksatie76@hotmail.com.

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  7. No sé si un desconocido pueda darte ánimo, no lo creo. Tú no eres desconocida para mi, te sigo con mucho interés en twitter y en tu blog, por eso te escribo. Me encanta las cosas que escribís, las mujeres con actitud son las que realmente valen la pena. Pero esto no viene al caso. Sé que quizá no leas esto pero hoy 31 quisiera darte una pequeña voz de aliento porque vales la pena. Solo por eso.

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  8. A una mujer como tu vale la pena pedirle el corazon realado, para cuidarlo. Lastima que en ocasiones los hombres olvidamos como hacerlo.

    Tefa, no te mueras, ni un poquito, porque al fin de cuentas es triste pero hermoso leer tu corazon tan puro.

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  9. Ya lo pense!: Un dia quisiera poder tomarle una foto a toda tu melancolia. Ciao Bella

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  10. Dime porque siendo tan bonita vives tan triste (y no hablo de tu cara y cuerpo)?, Dime, eres una causa perdida o una cruzada valiosa?.
    Dime como un alma logra tu sonrisa.

    Te envio un saludo, espero que no te molesten mis comentarios, pero tu mente asombrosa es un iman para mis letras.

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  11. Tampoco sabía que aún utilizaban electrochoques para lidiar con la depresión. Recuerdo los días en que me daba igual pasar una avenida con o sin carros andando, cuando pasaba casi 100 horas sin dormir, cuando no quería comer, cuando sólo quería tentar al destino para apartarme del camino de los demás ya que nunca fuí capaz de hacerlo por mi propia mano.

    Pastillas para dormir y pastillas para soportar la vida. Casi una docena de psicólogos, psiquiatras y trabajadores sociales. Haz ido más allá de todo eso y aún estás aquí, viva. Más allá de los electrochoques y la muerte de Juan Pablo, aún estás aquí, viva.

    Para mí todo cambió después de haber vivido la muerte de la soledad. La soledad total; otro país, otro aire, otro tiempo. Logré escuchar lo que el ruido ensordecedor de mi rutina me impidió por más de 20 años. Logré escucharme, escuchar mis sueños, escuchar mis opiniones, escuchar también al mundo con mi propio tamiz que no era el del dolor extremo y las ganas de dejar de existir.

    Supongo que utilizan los electrochoques para eso. Qué babosos. Por qué no te das otro aire? Por qué no dejas la vida que tienes? Por qué no le apuestas a una fantasía de la niñez? Muchos creyeron que escapé pero me encontré. Ahora vivo cada día, disfrutando los colores de la vida, desde el negro hasta el blanco.

    Un amigo dice que nisiquiera la hoja de una planta cae por casualidad. Si aún estás aquí, valdría la pena descubrir por qué.

    **

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