sábado, 13 de septiembre de 2008

Cuento

Uno, dos, tres y cuatro...
.
.
.

Era una ciudad rara. El carnicero fungía como fiscal y forense, mas nadie se extrañaba, pues ni fiscales ni forenses había desde que se percataron sobre lo nutritiva y barata que resultaba la carne humana, alimentada del todo y de la nada, asesinada en mataderos que eran la ciudad misma, el mundo entero, casi de manera industrial pero, vaya uno a saber por qué, las autoridades a esto preferían llamarle al asunto "asesinato", "crimen", y a las calles, avenidas, aceras, praderas y demás, las denominaban "escenas de", como si se tratase de una obra de teatro.
A pesar de que nadie estaba loco por ello, había, sin embargo, manicomios especializados para todas las categorías en las que puede encerrarse a un ser humano, y no, no en espacios, en categorías taxonómicas, como por ejemplo: "tú eres negro, yo soy blanco", "tú marica, yo soy macho", yendo hasta el extremo de compararlos con atributos que tienen los objetos, ya cansados del antropocentrismo o quizá muy apegados a la tecnofilia: los bipolares, como las pilas, estaban todos en los manicomios, mas las pilas no, ni el planeta mismo, que también tiene dos polos, como tantas otras cosas. A lo que estoy escribiendo, eso sí, le llama locura un amigo mío (es que aún no se topa con don José, el Saramago).
Me disculpo, señor lector, si encuentra usted exceso de comas. Al menos hay de eso en abundancia, y no de comes como verbo conjugado en el presente no sé cuál, al fin que yo de hambre no habré de quejarme, ni siquiera de la mundial, porque, como iba diciendo, el carnicero se ocupó no solamente de brindarle a la comunidad sus servicios como el sujeto que rebanaba la carne de las reces, cerdos, pescados y aves, sino que también tuvo a bien la buena idea de reciclar, por qué no, la carne humana, misma que se habrían de comer especies inferiores según escalas darvinistas malinterpretadas y que, en todo caso, alimentaban con el mismo karma de la vaca cuya leche fue extraída después de haberle despojado de su ternero.
Yo no sé por qué siempre pasa tanto en cuentos como en la vida real, que el villano, el pendejo, el viejo o el bruto dicen las más grandes verdades conocidas por los hombres, aun si han pasado cinco millones de años o un minuto entero, pero el muchacho al cual le diagnosticaron un retraso mental, conocido por la comunidad global como el Retrasado Mental, habitante de un país llamado Colombia, fue quien dijo, sin intenciones segundas o sarcasmos que "yo no sé a mí por qué me llaman retrasado si jamás he votado por Uribe".

Cinco, seis, siete, ocho...


Hace tanto no hago cuentos que prefiero contar y esperar a ver qué surge de todo este enredo. Lo que quise decir con respecto al canibalismo, creo, se refería a la filosofía que manejan los vegetarianos, aquellos que tienen conciencia planetaria y cósmica, los de cuerpo astral y carta también astral; digo, si matar vacas y comérselas o consumir sus productos es pecado, ¿por qué va a serlo el comer carne de la propia especie? Se recicla toda producción humana, así que aquello de reciclar cadáveres de personas masacradas no tiene nada de malo, ni nada es malo tampoco, pero en cuestiones morales, ¿cómo va a ser malo tragarse al que ya ni siquiera hubo que cortarle nada, pues la motosierra le cortó hasta los pelos? Y una bala, por decir un ejemplo misericorde, es preferible a un campo de concentración en el cual se pueden exterminar a miles de millones -o "sólo" a seis millones a un mismo tiempo. Y aclaro que no estoy argumentando nada, ni siquiera justificando, ni más faltaba, que esto es un cuento y yo estoy guiada por la malta y la cebada fermentada, vegetales que ni siquiera les quito a las ratas o conejos o cucarachas o sepa qué otro tipo de tragones coma de estas cosas; los borrachos no somos como los niños, ni decimos la verdad, pero sí somos vegetarianos, pues ningún producto con porcentaje etílico está hecho de elemento distinto a yerbas y plantas.
¡Hombre!, el mal uso del lenguaje nos llevó a todo esto... o quizá el utilizarlo nada más, hasta una saciedad insaciable, hasta un infito finito, hasta que la misma muerte tenga que morirse y nos deje hastiados de nosotros mismos.
No sé tampoco qué fin o finalidad tenga este cuento, aunque no quiero llegar al nihilismo, pues, aunque no soy todera, sí considero que hay un todo... no, no es esto un juego del lenguaje, es un lenguaje jugado y conjugado para no aburrirme mucho, para sacar lo que venía redactando en la cabeza desde que llegué a la Universidad y no alcancé a llegar temprano a clase. En todo caso, no cuente con que este cuento siga, porque nadie podrá asegurar si yo vaya a seguir con esto de tomar cerveza cada que me encuentre con un viejo amigo. Aún si así lo fuera, nada garantiza que a mí se me dé la gana de continuar con esto, así que si la cosa queda inconclusa, ya veremos, algún día saldrá impreso, si es que aún, para ese entonces, todavía se publique en papel

1 comentario:

  1. Ahora sí que me he quedado con cara de what?, pues no sé como iniciaste el cuento que se me hizó así medio conocido con lo que actualmente vive el mundo, solo que fue un tanto crudo y no lo digo por el hecho de hablar de tanta carne, pero si me dio así como que cosa el pensar en el canibalismo pero pues a final de cuentas la realidad supera la ficción o la ficción envuelve la realidad? ay (imagina el gato azul.)
    Yo así sería de la idea de que este cuento no continuará, pero a final de cuentas tu eres la escritora y yo el lector, tu decides que escribes y yo decido que leo,aunque ya sabemos que me gusta leerte, este cuento se me hizó muy al Alfred Hickok y hasta recorde un episodio que vi cuando yo tenía 6 o 7 años "Nosotros somos los que comemos" ahhh! (otra vez imagina el gato azul)

    Bueno quizá la intención no era esa pero pues así yo como intento de lector me imagine algo violento el cuento.

    Ya en la realidad, eso de que llegues tarde a la Universidad pues ponte, pilas, pilas para que duermas temprano jajaja. (ay!, chiste local y nada que ver con las pilas del cuento ehh!)

    Gracias de nueva cuenta por dejarnos entrar en este tu mundo que realmente no dista del entorno real.

    Por cierto ya no le des tanto a la cebada y la malta y no se que más, jaja (otra vez imagina el gato azul)

    Saludines desde arriba (geograficamente hablando.)

    So, sorry por los acentos y tu ni te apures por tus comas, mejor come ahhh.

    ResponderEliminar