jueves, 9 de junio de 2011

Ana Fabricia y el recuerdo

A Colombia se la está comiendo el olvido, esa forma de recuerdo que dialécticamente describía Borges. Recuerdos borrosos pues son tantos los muertos, tanta la miseria, tanto lo oprobioso que hay que retener en la memoria, que de repente vamos olvidando para seguir recordando, reteniendo cada masacre que va sucediendo, todos esos actos de injusticia que, más que indignarnos, nos tienen aletargados, quietos, impasibles.
La muerte, aquí, no es esa dama benévola que nos redime de la eternidad. La muerte es la misma Colombia, y Colombia es la misma muerte. Aquí la gente se muere de esa enfermedad. Todos estamos muertos, y no muertos en vida, sino muertos del marasmo que implica vivir en este país. Ana Fabricia sí estaba viva, pues muy lejos andaba de eso que ahora nos identifica como nación; por eso mismo la mataron. Por lo mismo que amenazan y amedrentan a su prima Piedad, que también vive con intensidad. Y a Ana Fabricia se la habrá llevado la muerte, pero quienes estamos aún procuramos mantener el recuerdo y salir de ese estado comatoso de ser colombianos no permitiremos que se la lleve el olvido... ni Colombia tampoco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario