sábado, 9 de julio de 2011

Todavía no

Hace unos meses prometí, porque tenía la intención, que iba a publicar un libro. De hecho, tenía pensado tenerlo listo para esta época, porque así de ilusa e inexperta era.
Mucha gente lo revisó. El premiado y sabio Carlos Esteban Mejía estuvo siempre al pendiente y siempre haciéndome buenas críticas, positivas, corrigiéndole cositas de estilo y aconsejándome. Uno de los consejos fue que no dejara de escribirlo, que lo terminara, que iba bien.
Luego de que hace unas horas renunciara a mi trabajo, lo leí. Realmente eso no merece la pena ser publicado. Empecé con la intención de continuarlo, retocarlo, darle otro enfoque. Pero es que estaba lleno de lamentaciones y quejas. Me di cuenta de que no es justo estar causando lástima a cada rato, como repetidamente lo he hecho en este blog. Además, Alborada fue una etapa de mi vida tan aciaga, que no quisiera ni repetirla yo a través de ese esfuerzo espiritual y anímico que es escribir, ni hacérsela vivir a nadie. A pesar de todo, yo respeto a los seres humanos, pero por encima de eso, he empezado a respetarme a mí y sé que si eso se hubiera convertido en libro, se hubiera vendido o distribuido por mero morbo. Por experiencia sé que los hombres, esta especie, se regocijan con las miserias de otros. No.
Entre otras cosas, me di cuenta de que aún no llego a ser escritora. Si acaso, una mecanógrafa, alguien con aspiraciones literarias y estéticas demasiado altas como para ponerme a exponer semejante adefesio ante el mundo. Al lector hay que respetarlo también. A mí me falta mucho por leer, mucho por escribir, mucho por aprender. Sé que en parte es cuestión de atreverse, pero aún no es tiempo, todavía no.
Por lo pronto, me verán los miércoles con pequeños consejos de ortografía que el editor de El Tiempo, Diego Santos, irá seleccionando de mi sección de Twitter "Aprendiendo con la Tefa". Yo sí espero que se dé, porque me regocija que el conocimiento sea impartido masivamente, y si en mí está, espero dar lo mejor que tengo para que el ciudadano, especialmente el cibernauta -porque se publicará en la sección virtual del periódico, tenga una ortografía y una ortología decentes. Hace mucho tiempo me di cuenta de que no podía salvar al mundo, pero sí creo que compartiendo lo poco que sé, le ayudaré al español (tampoco lo salvaré) y eso ya es algo.
Cuando empezaba mi adolescencia soñaba con ser profesora de español, como mi abuela Lucinés. De alguna manera eso se me está dando y doy gracias a la vida, a ella y a quienes me enseñaron la ortografía.
Prometo, ya que abandoné mi trabajo anterior, escribir más seguido aquí. Y advierto que no dejé ese trabajo por las amenazas que me hicieron ayer a media noche diciendo que eran del CI y la policía, sino por otras razones que no vienen al caso. A mí, si bien la policía me ha violentado ya varias veces, no me da miedo. Y no me da miedo aparecer en un zaguán vestida de guerrillera, o en el monte. De verdad que fue por razones que prefiero dejarlas a la inquieta imaginación del lector. Aclaro que tampoco fue por la oferta de un trabajo nuevo, pues en nada eran incompatibles. Yo siempre apoyaré a Piedad, pero prefiero hacerlo como lo hacía cuando ella no sabía quién era yo.
Son libres de pensar lo que quieran, de inventar lo que se les antoje.

3 comentarios:

  1. Que diferente te leo ahora que hace unos meses... De repente leo una mariposa, no una oruga, leo a alguien que de repente esta usando todas sus vivencias de una forma madura, que quiere compartir con el mundo algo mas alla de sus dolores.

    Me siento muy feliz de saber que enfrentas la vida de una forma nueva, de leer que se te reconoce como la mujer inteligente y maravillosa que eres, espero que termines ese libro, si no es de tus vivencias en Alborada, que sea de cualquier otra cosa.

    Espero leerte mas a menudo y con cosas cada vez mejores, en este y en todos los espacios.

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  2. El dolor sincero no lleva consigo necesariamente a un dolor emocional; lo mismo que el amor, el dolor es un acto de la voluntad, no un sentimiento.

    A veces es así como encuentro cada línea de quien escribe aquí el blog, le admiro bastante y desde que le conocí no hice más que siempre encontrar algo que sus letras tenían, no solo para llorar, reir o aprender, basta saber que soy de las que valoraría tanto el saber de un libro escrito por ella, sin embargo la escritora debe saber en que momento hacerlo y desde luego que el lector habrá de esperar.

    PD. Como que escribí muy de usted, ay!, Te quiero mucho.

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  3. Hoy descubrí su columna y me encarreté progresivamente con la forma de tratar "Las palabras". Me acordé del poema de Neruda:

    ..se les caían de las botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras, como piedrecitas, las palabras luminosas que se quedaron aquí resplandecientes... el idioma.

    Luego explorando su blog me encontré con el dilema de su libro, y me acordé de un ungüento que ayudó a calmarme el ansia creativa. Está en TED talks y lo presenta Elizabeth Gilbert (http://www.ted.com/talks/elizabeth_gilbert_on_genius.html ).

    Puede serle útil, para dejar de azararse, y así, dejar que un demonio generoso aparezca en el camino y se deleite dándole tema a sus encantadoras dotes de escritora. Saludos. Pacho

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