Bien, antes que comunista, soy pueril. Antes que colombiana, soy infantil hasta el tuétano. La lógica infantil es la más impecable de todas, aunque ahora, adultos, a muchos les parezca superficial y tonta.
Yo conocí a Campanita y a Mickey Mouse antes que a Fidel Castro y a Marx. Fui feliz disfrazándome de Minnie y poniéndome las alitas del hada cuyo vestido es verde y hacía que Peter Pan volara y se le escapara al Capitán Garfio. Duermo con un tigre de peluche y mi pieza está adorada con Pequeños Ponis, Repollas y peluches. Por momentos, cuando la realidad es apabullante y es inminente que quieren matar a la persona que más admiro, me refugio en ese "Nunca jamás" personal.
Soy apátrida porque deploro todo lo colombiano: el asesinato de muchachos vestidos de guerrillero para cobrar recompensas y la posterior frase del expresidente, justificando a los militares 'no estarían recogiendo café si los mataron'. Me da mucha vergüenza, mucha, que siendo un país que se dice moderno tengan más derechos los nazis y los fascistas que los homosexuales y los negros. Me aterra que al finalizar la década del 20 hubiesen asesinado a miles de personas, en ese episodio que se conoció como Las masacres bananeras, que aparecen descritas en Cien años de soledad, como si se tratase de realismo mágico y ficción. Colombia es un país indolente y sin memoria que en los últimos ocho años se dedicó a señalar y a sindicar de terroristas a todos los que pensaran diferente al gobierno anterior. Siguiendo el ejemplo del primer mandatario, sus militantes, todos, nos acusan de ser terroristas porque no estamos de acuerdo con ellos. Pretenden que yo quiera al país que justifica la violencia en cualquiera de sus formas cada vez que se trate de maltratar a Piedad Córdoba, de humillarla, de ofenderla, de calumniarla.
Yo soy orgullosamente apátrida y colombiana vergonzante. Un país que cuenta con sesenta mil desaparecidos no puede ser querido. Un país que callado permite que sus niños trabajen en las calles y se prostituyan sólo merece desprecio. Una patria que se llame tal no permite que sus habitantes se mueran de hambre o vivan con menos de un dólar al día.
Además, en nombre de esta nación se han cometido los crímenes más atroces y deplorables: el secuestro, la extorsión, bombas, personas mutiladas y luego asesinadas con motosierra, mujeres a las que les cuelgan un collar como bomba, burros que cargan de explosivos, violaciones a todos los derechos humanos. El otro día, en San Onofre, nos contaba una muchacha que mientras un paramilitar la violaba, gritaba ¡viva Colombia, hijueputas! Y las minas 'quiebrapatas', ¡Dios mío!
No, yo no quiero a esa Colombia, que además destierra a quienes más trabajan por ella. No quiero a la Colombia que se olvida de sus talentos y de sus muertos, que vive del odio más que de la coca y el café, que se alimenta el alma con noticias de guerrilleros muertos y celebran las masacres y la guerra cual si se tratase de logros deportivos, tal vez a falta de estos. No sé. Este es un país en el que suena la pólvora y todos saben que los mafiosos 'coronaron', lo que quiere decir que la droga que enviaron pasó a Estados Unidos o a Europa sin que hubiera tropiezos. Y nadie dice nada. Ya ni nos inmutamos.
Aquí la gente se cree superior a los peruanos, bolivianos y ecuatorianos que porque son más 'bonitos' y hablan 'menos feo'. Aquí decir indio es insultar, y también es insulto que le digan a uno homosexual. Es insulto drogadicto, es insulto bipolar. Llaman a sus adversarios 'muertos de hambre', en vez de preocuparse por que ya no haya más gente que se muera por eso.
En Colombia, dicen, hay diversidad de credos, pero el feísimo y maldito himno nacional habla constantemente del que murió en la cruz. Se admite la libre expresión, siempre y cuando no se exprese, porque una vez expresada, se ve uno envuelto en insultos, expatriado, señalado, vejado, no sólo por la ciudadanía, sino por quienes detentan el poder.
¡País miserable!
Y no, no me voy de aquí porque no me da la gana. Porque aquí vive mi familia, porque aquí viven mis amigos, porque aquí nacieron la cumbia, el vallenato, el bambuco y se compusieron canciones de salsa inmortales. No me voy porque aquí nacieron Piedad Córdoba y Manuela Beltrán, mis abuelos y el presidente López Pumarejo, los comuneros, los juglares vallenatos, Serpa y Samper, Rafael Uribe Uribe y su primo El Indio Uribe, Ñito Restrepo, Fernando González, León de Greiff, García Márquez, el joropo y todos los ritmos de nuestras costas caribe y pacífica y porque aunque no sea todavía 'nadie', también comparto nacionalidad con todos ellos.
Nunca daré mi vida por este país ni por ningún ideal. No dejaré de ser niña las veces que son necesarias, no halagaré a quien en nombre de la seguridad, la democracia y la libertad mancilló esas tres cosas y atentó en contra de ellas.
Ser apátrida en Colombia es un lujo que pocos se pueden dar.
Pueril... la condicion mas clara que alguien pueda tener, la forma mas humilde y maravillosa de vivir la vida, te sigo, te entiendo y comparto lo pueril de mi existencia contigo. Pero no llego a compartir lo aparida. Colombia es un pedazo de tierra, pero los colombianos somos los que le quitamos su dignidad, no por eso dejare de amar esta tierra, aunque me duelan sus habitantes, porque al final de cuentas, nosotros nos iremos, pero esta tierra seguira aqui, siempre, siendo Colombia.
ResponderEliminarEntre más conozco de lo que pasó y pasa en Colombia, más le encuentro parecido con lo que aquí pasamos, tal vez no deba comparar y de hecho creo que a mi no me gustaban las comparaciones.
ResponderEliminarSi todos los adultos de ahora siguieran teniendo ese niño dentro, otra historia sería.
Los intereses, las posesiones y el maldito poder...
Me mata saber cuando todos esos adultos dejaron de tener un niño dentro para hacer tanto daño y corromper lo más maravilloso que el ser humano pueda tener...
Si la educación y valores se pierden y los matan en la infancia qué podemos esperar...
Ya lo de la patria no sé, a mi me encanta tu tierra y la mía más.!
Estefanía...Alguna vez te lo escribí, y nuevamente lo hago: LA ÚNICA Y VERDADERA NOCIÓN DE PATRIA ES LA SIMPLEZA DE DECIR "NOSOTROS"...UN GUAU POR TUS ESCRITOS!
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