Creo con mis manos, creo con mis pies, creo con la cabeza, creo con las palmas, las plantas, creo con el vientre que me ha creado, creo con las entrañas y mi cabeza que el creer no es nada distinto al crear, y que, el crear -no sólo en su morfología gramatical, no es muy distinto semánticamente al creer.
Pensaba en defenderme antes, diciendo que sólo me refería a esta feliz "coincidencia" de mi amada lengua, de mi Español perfecto, pero cada quien es libre de creer y de crear lo que quiera, como quiera o tal cual se le venga. El punto no es, en todo caso, demostrar, sino divertirme al crear para hacerlo a usted recrear y ya veremos si eso del creer tiene que ver... si no, disfrute con lo que usted refute o bien recree y me cree, porque si bien no me da igual, al final de cuentas es lo mismo. No, no es cantinfleo, aunque pudiera serlo, pues Mario Moreno era un excelente creador de ilusiones, un impecable recreador de la realidad, alguien que creía en el lenguaje y lo llegó a recrear de tal manera que ahí está, dentro de nuestro acervo cultural y lingüístico, casi escrito en piedra, el nombre de su personaje en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (las demás lenguas no tienen academias, no digamos ya si reales o no, porque sería complicar el asunto) conjugado para conjugar y determinar el actuar de un sujeto que se expresa de manera incongruente y disparatada, al fin y al cabo tan puntual y tan pertinente que se le señala, a modo peyorativo, que "está usted cantinfleando"
Creo, por demás, que Dios no es otra cosa que la realidad y el ahora y que todo cuanto hacemos es recrear lo que ya está hecho, creyendo que se crea por vez primera, se crea o no en esa causa incausada; ya la Historia lo ha mostrado: Newton y Leibniz creaban el cálculo a la par, a kilómetros de distancia, aunque en un tiempo semejante e increíblemente idéntico. Descartes, por su parte, con planitos, nos planteaba su plano, creando además la geometría analítica, dudando que dudaba, creyendo sin creer (y eso sí no me consta a mí pero se me figuró rítmico), no haciendo con su método científico otra cosa que re-partir la Historia Occidental, ya no en dos eras, pero sí en su ser, en su hablar y en su modo de pensar: están quienes creen en el método científico y quienes, desde las entrañas hasta el cuello, se han consumido a sí mismos renegando de él, y en esas llegaron racionalismos más puros como el idealismo y la modernidad, el romanticismo, el nacionalismo, todos ellos tan distintos en su fondo y en su forma, tan iguales en la forma y en el fondo, que hasta el nombre fue cambiando y en nuestro idioma sólo el ismo quedó intacto. No digo que Kant sea la misma joda que Descartes -además porque ninguno andaba con el ánimo de joder, ni mucho menos, ni tampoco voy a decir que Kant no hubiese sido sin Descartes (a no ser que Descartes fuera un familiar suyo con consanguinidad en primer grado) aunque sí me atrevo a decir que nuestro abuelo Immanuel hubiese podido salir algún día de su parsimoniosa rutina e inclusive de Königsberg.
Pero yo estaba hablando del creer y el crear, el que creo y el que crea y el que creaba y creó y creía que estaba creyendo que todos creen y creerán que la creación fue así, y otros que creen creaciones según su credo o religión.
Se puede más que creer con cada vibra del ser, también se puede crear con todas ellas. ¿Acaso en este momento al leerme no está recreando lo que digo y viendo a ver si me cree o no? ¿y qué tuvo qué ver toda esa injuria filosófica en este enredo? Ni yo misma lo sé, porque estoy haciendo el ejercicio surrealista de crear lo que se va viniendo a la mente conforme sigo creando, en mi caso escribiendo, que es la misma cosa, no tan distinta al concebir un feto, en un principio amorfo, asexuado, con tan poca vida que él mismo se la va dando sin el esfuerzo más mínimo o quizá el más grande, y pasa de ser mórula a feto, y el feto va tomando forma, y se pone ojos, se pone boca, manos, piernas; lo que fuera el epitelio ahora es todo esto, lo que fuera el endotelio ahora es aquello y quién iba a decir que el muchachito que ahora vemos pasó por todas estas etapas, nacido varón, único en su especie, en el Universo, parte de éste y parte de todos, de un Todo, parte además hacia la vida que a veces no le parece nada, parte por parte todo lo que es él, desde la dentadura hasta las uñas, eterno porque ya es y seguirá siendo, eterno además porque dejará de ser al dejar de serlo será la única manera de seguir siéndolo.
Qué maravillosa es este respirar, el sentir, el creer que al crear se recrea y el recrear recordando los recreos escolares y el sonar de una campana que estremece el alma de aquel niño inquieto porque tiene que salir al patio para ir a crear la más seria de las cosas que es jugar, o la de la niña en soledad, angustiada porque tiene ya es hora de abandonar la seguridad que le brindan el salón de clase y las profesoras, la creadora de realidades paralelas que la defienden de la actual y en las cuales se sabe reina absoluta, construidas con las migajas enormes de sus muy breves y párvulos recuerdos, tan consciente ahora de lo que escribe y con miedo de que la lean... es que siente que se desnuda, y si acaso siendo desnuda sigue siendo hermosa y perfecta, la desnudez le avergüenza y la aterroriza, aun sabiendo que desnudos la crearon, que desnuda ella nació, que desnuda pocas veces se ha entregado e igualmente aterrorizado... por eso, quizá por eso, la niña en soledad que ahora se estremece con todo tipo de campaneos, nunca lee lo que escribe.
Wuao Tefa te felicito esta buenisimo en Cantifleo... si es dificil leer como dera escribirlo... Valdria la pena q lo leyera =)
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