Ahora que estoy haciendo lo que realmente me gusta, ahora que no tengo quejas para vivir, ahora que tengo todo por lo que he luchado, quisiera decir que no hay trabajo más gratificante que el mío. Y al mismo tiempo, tan frustrante y tan agotador.
Yo veo que mi jefa trabaja con tesón, sin desmayo, sin quejas, a pesar de todo. La veo soñando como a nadie, esperanzada en la humanidad, liderando movimientos y avalando causas que le parecen justas. Lo son, porque ninguna atenta contra la vida de nadie, tampoco contra sus derechos. Contra lo único que atentan es contra ella, y ahí está lo que desgasta, lo que desgarra, lo que "mata". Yo con Piedad Córdoba he estado de acuerdo en todo desde que supe de ella, hace quince años. Vine a discrepar con ella cuando se volvió tan bolivariana, y no porque no me guste Chávez; el que no me gusta es Bolívar con sus traiciones a Pétion y a sus propias promesas, cosa que ella sabe y me respeta. Y ahora, vengo también a diferir con ella en otro punto de vista: para mí Colombia no vale nada, nada, pero nada, nada en absoluto, mucho menos su la honra, el buen nombre y la vida de Piedad. Este es un país de canallas, cizañeros, bellacos, "saltapatraces" como bien los ha definido Fernando Vallejo.
Colombia es un país cuyo imaginario colectivo y entrañas están todas puestas en el odio. La otra, la que ella me ha mostrado, es gente de un pueblo que alguna vez defendió mi abuelo, ese que se conmueve al verla, se le abalanza, la abraza, le pide una foto, un autógrafo o permiso para dibujarla en un retrato. La que le dedica canciones bonitas de salsa y le echa piropos, la convida a un trago a su salud, la que le manda saludos al presidente Chávez a través de ella, esos que le entregan a sus niños para que los bendiga y los cargue. Hablo, claro, de prostitutas, desplazados, campesinos, homosexuales, feministas, mendigos, estudiantes, obreros, todo lo que quedó relegado de ese imaginario que digo que excluye a la Colombia real y la pone a ella como lo peor que tiene el país, siendo todo lo contrario.
Claro, es que Piedad ya los defendía, antes de que se pusiera de moda. Fue la primera senadora en proponer un proyecto de ley para parejas homosexuales (por supuesto, a favor de ellas). Desde antes de entrar a la política, fue promotora de las artes, el deporte y la cultura. Siendo muy niña, ya que su abuela materna tenía un hogar para menores, conoció la pobreza y se empecinó en acabarla, pero no como Uribe, que pretendió hacerlo asesinando a jóvenes de bajos estratos haciéndolos pasar por guerrilleros para, mostrar, además, que iba ganando la guerra, sino desde lo social y lo político, que es lo que mejor se le da, aunque últimamente se le ha visto como escritora y no es que lo haga mal. Su papá, el negro Zabulón, un sociólogo chocoano, la hizo matricular en la Universidad Pontificia Bolivariana que para que la niña no le resultara comunista. Estuvo con los profesores más godos y retrógrados, entre ellos un tío mío, Leonardo, que destila azul de metileno, y el comunismo no se le salió. Eso sí, militó y militará en el Partido Liberal a pesar de que allí no le reconozcan el inmenso valor que tiene, al menos no sus directivas. Y entonces, a pesar de ser todo eso, ahora resulta que es "incoherente", según vi que la interpelaban algunos periodistas, porque simpatiza con las ideas de Chávez y Fidel, siendo ella, para mi gusto, mucho más de avanzada que ellos dos, y aclaro que los quiero muchísimo y los admiro bastante.
¿Por qué Piedad, luego de que El Tiempo publicara que es la persona en Colombia con imagen más desfavorable después del presidente Chávez, se convierte para los divos de Twitter en una "sapa" y una "lambona incoherente" al haberse ido a Venezuela para darle aliento y ánimo a su amigo entrañable y eterno camarada (así se refiere y se ha referido Piedad siempre a él) en los momentos que más lo necesita, ahora que le ha anunciado al mundo que padece de cáncer? ¿acaso profesar el amor a un amigo y a un copartidario político es incoherencia? Yo jamás he conocido una persona que defienda con más coherencia y verticalidad sus ideas no solamente políticas, sino de toda índole, como ella. Pero claro, unos están empezando en Twitter y otros intentan vender su "eterna parranda", entonces es mejor ponerse del lado de los que no están tan abajo, ni los de muy arriba, siendo completamente tibios, mediocres, dándoselas de objetivos y de parciales... de, digamos, civilizados porque votaron por Mockus y no son capaces de reconocerle a ella las muchas cosas que profesan pero que, vergonzantes, no las llevan a la práctica. Se le van encima, se burlan de la fisonomía de Chávez, y si no le dicen negra malparida es, sencillamente, porque eso por estos días no está bien visto entre los intelectuales de izquierda.
Yo no sabía que ser consecuente con el ideario de uno mismo sea "sapería". Tampoco que el manifestarle a un amigo tan entrañable como lo es el Comandante de Piedad un poco de respeto y admiración en los momentos difíciles constituía una incoherencia. Incoherencia es estar de acuerdo con los logros de la Revolución Bolivariana, decirse de izquierda y avergonzarse de eso, esconderse, negar a Chávez porque no es el intelectual que fue Fidel para todos esos mismos que en los 60 lo ensalzaron y hoy acribillan al otro y a la ex senadora para no salirse de la elite de intelectuales baratos que son. Eso es incoherencia para mi gusto. Incoherencia de Piedad, por ejemplo, hubiera sido que no asistiera a la conmemoración del Bicentenario de Independencia de un país que ha llevado un proceso de Revolución al que ella siempre ha apoyado públicamente.
Y en otros aspectos, a quienes suelen expulsarla del país solamente porque no están de acuerdo con ella, les pregunto, ¿quién se hará cargo de esa Colombia que la necesita y que la aclama, esa que ustedes se empecinan en excluir y en masacrar a punta de ignorarla? Yo no creo en patriotismos de ninguna clase, los odio, como a los nacionalismos y todas esas cosas. Pero si alguien tiene derecho a vivir en este país, si alguien ha luchado por él, si alguien acaso es capaz de entregar su vida por este tierrero, esa es Piedad, así que quédense ustedes en Colombia relatada por El Tiempo y RCN o váyanse a disfrutarla desde Miami (no exiliados como sus dos hijos) y a vanagloriarse de los logros de una seguridad democrática. Desde ese lado de la realidad, díganle guerrillera y apátrida, terrorista, amiga de las Farc, pero no la echen de su país, que nadie tiene tanto derecho como ella a sufrir el hecho de ser colombiana.